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la fugitiva contemporaneidad. Narrativa Latinoamericana 1900-200
Celina Manzoni
Reseña del libro "la fugitiva contemporaneidad. Narrativa Latinoamericana 1900-200"
Los narradores que se estudian en este libro han nacido en diversos países del continente americano que suele nombrarse como América Latina, algunos de entre ellos viven y publican en territorios alejados de sus pequeñas patrias y todos escriben en una lengua que habiendo sido originalmente la lengua de los conquistadores, hoy es uno de los instrumentos más poderosos de comunicación en un ámbito superior al de los trescientos millones de personas. También son herederos de tradiciones culturales varias veces centenarias que se fueron constituyendo en combates no siempre incruentos.Se caracterizan también porque son escritores que están publicando en este fin de siglo: desde los últimos años del siglo XX hasta el borde o la frontera, si es que existe, del siglo XXI.En todas esas narraciones pueden seguirse diversos recorridos y traslados; aunque en algunos casos puedan verificarse en un mapa, parece más pertinente pensarlos como desplazamientos simbólicos que recuperan a su vez tradiciones diversas como la del fláneur, la de la bohemia, la del exilio y la del nomadismo en el mismo momento en que las trascienden. Pensamos en los modos de la memoria que articulan los textos de Mauricio Rosencof y de Tomás de Mattos, en las zonas de pasaje que constituyen la traducción y la tensión entre saberes secretos y el discurso científico en José Carlos Somoza y en Mayra Montero, en el traspaso genérico y el travestismo en Pedro Lemebel, en la fuga que parecen realizar los textos de Rodrigo Rey Rosa y en la transformación del secreto en Ignacio Padilla. La construcción imaginaria de ciudades americanas por Gonzalo Celorio, Roberto Bolaño y Fernando Vallejo parece realizar pasajes entre la ciudad mítica y lo que Roberto Arlt llamó ya en los treinta, la ciudad puerca.Un tenue hilo organiza y vincula estas reflexiones que tienen entre otros méritos la capacidad de recuperar, junto con la fe en la literatura, la mirada extrañada con que estos narradores construyen un mundo en el que otras certezas parecen puestas en crisis, y que por eso también son nuestros contemporáneos.
