Un Grano de Sal expresa la metáfora de la contribución parcial que el turismo agroalimentario puede hacer para el desarrollo de las comunidades rurales. La parcialidad de dicho aporte viene del propio sesgo economicista que las políticas de desarrollo, basadas en el turismo rural, plantean a nivel global como el nuevo imperativo de reestructuración económica del campo, que se sustenta la multifuncionalidad del territorio y la pluriactividad de los actores sociales.