Río de Janeiro, metrópoli cosmopolita, ostenta una impronta que la distingue de las demás. Ex capital del Imperio y de la República, la ciudad mantiene un vínculo tan fuerte con acontecimientos cruciales que marcaron la historia del país que su identidad se confunde con la del propio Brasil.Por otra parte, la influencia poderosa de la naturaleza estuvo siempre presente en el desarrollo de Río. La ciudad creció y se extendió sobre una inmensa bahía, en medio de montañas, valles, playas, lagunas y florestas. Ni la profusión de edificios y construcciones, sobre todo a partir de los años 70, ni los problemas sociales, característicos de las grandes urbes brasileñas, lograron opacar su calificativo de cidade maravilhosa.Los barrios tienen vida propia y reflejan una extraordinaria multiplicidad cultural. Copacabana, por ejemplo, se destaca por su modernidad. Recién en el siglo XX aparecieron los palacetes art déco que hoy se mezclan con construcciones menos nobles. El barrio, al lado de Ipanema y Leblon, vio nacer el movimiento del samba canción y de la bossa nova, y con ellos a una bohemia que se distingue de aquella de los poetas, sambistas y malandros que, hasta hoy, circulan por los botequins de la vieja Lapa, otro barrio notable de la ciudad.Cada palabra y cada imagen de este libro capturan y expresan el alma misma de esta espléndida ciudad.