En este libro dedicado a la vida y obra de su hijo Jerónimo, Natalia Ortiz narra en forma vertiginosa los eventos más significativos relacionados con la enfermedad, tratamiento y consiguiente duelo de su hijo que, sin anestesia, la lanzaron hacia una nueva forma de percibir el mundo. No es común encontrar libros como este, escrito por la madre y que incluyan ilustraciones del hijo, un tesoro artístico que ha dejado como legado. Los lectores encontrarán en estos extraordinarios dibujos la herencia artística de Jerónimo Hernández Ortiz, que da cuenta de su talento y, cómo no, de su destino. Natalia reflexiona también a lo largo de estas páginas sobre los crudos retos que nos presenta a veces la vida, del dolor tras la partida física de los seres que amamos, de todas las formas que puede tomar el amor. Este libro es, ante todo, una revelación de la fuerza del espíritu humano.