Si conquistan Uds. el favor del Amo o su Señora, aprovechen la oportunidad para advertirles, en forma muy discreta, que se marchan; cuando ellos les pregunten el motivo y den muestras de no querer dejarlos ir, díganles que preferirían vivir con ellos más que con nadie, pero que un pobre sirviente no es culpable si desea mejorar su situación; que el servicio doméstico no es precisamente una fortuna, que el trabajo es mucho y el sueldo muy escaso. Al escuchar esto, si el Amo es generoso, les dará unos chelines más por mes antes que dejarlos partir. Pero si esto fracasa y no tienen Uds. ganas de dejar ese empleo, hagan que otro de los sirvientes vaya a decirle al Amo que él los convenció para que se queden.'