Una caída en el intento de coronar un pico de los Andes deja al montañero Núñez en un valle remoto y aislado, poblado por una gente que en las últimas quince generaciones han nacido privadas de la vista. El país de los ciegos (1904) es la refutación del refrán popular según el cual en el país de los ciegos, el tuerto es el rey». Núñez aspira a convertirse en rey aprovechando la discapacidad de los otros, pero, en aquel contexto, la importancia que el recién llegado da al sentido de la vista es diagnosticada como la fantasía de alguien que padece un desorden mental, convirtiéndose así en un marginado social.