Demás está decir que no se trata de un texto didáctico de cocina. Es, simplemente, una recopilación de recetas recogidas a lo largo de mi vida; recetas dictadas, en primer término, por mi suegra, con el ánimo de que aprendiera a cocinar, ya que mi temprano ingreso a una oficina había impedido ilustrarme, en esos años, en lo que era indispensable para una mujer. Las otras, son recetas de mis amigas, parientes y, en n, de las personas con quienes he compartido mi mesa. Al publicarlas creo que pueden significar un aporte a la generación joven, pues si bien hoy es muchísimo más fácil encontrar comida preparada en los diversos supermercados u otros locales, no es menos cierto que cocinar, en ciertas ocasiones, es grato y es una prueba irrefutable para demostrar amor.