La presente obra constituye una importante compilación de trabajos provenientes de la arqueología y la etnohistoria, que analizan, en sus diversas vertientes, el papel que jugaban los entornos ambientales y naturales como contenedores de los significados primigenios de diversos sistemas culturales y la manera en que los grupos sociales definieron su relación con los mismos; en otras palabras, mediante esta directriz que se denota a lo largo de los distintos capítulos, es factible observar la racionalidad distintiva que moldeaba los paisajes, y la manera en que se vieron asociados a diversas prácticas sociales y simbólicas que recreaban y otorgaban sentido de prevalencia a los grupos humanos. En este sentido, los capítulos seleccionados buscan explicar cómo los paisajes culturales adquirieron un significado conceptual, ritual o sagrado. En resumen, este texto aborda la interconexión entre cultura y naturaleza desde una perspectiva diacrónica de largo aliento.