El libro que representa lacristalizaci¢n del pensamiento potico de Wallace Stevens, entraducci¢n de Javier Mar¡as. Cuando llegu a la poes¡a deWallace Stevens era muy joven y llevaba un par de a¤os leyendo a EzraPound y a T. S. Eliot. Poco despus, lleg¢ Wallace Stevens. Y lo hizocon un discurso epif nico, el largo poema Sunday Morning, y unluminoso fogonazo: ®el fais n adentr ndose en la espesura¯(Adagia), como definici¢n de la epifan¡a potica y la fugacidad de su origen en el tiempo. Contra la tradici¢n rom ntica delvivere byroniano, estos poetas de comienzos del siglo XX seenfundan el traje y se anudan la corbata, pasan la jornada laboral enun despacho, est n felizmente -o no- casados y son buenos padres defamilia. ®Dudo si me he perdido algo llevando una vidaexcesivamente regular y disciplinada¯, escribir Stevens. Pero haycierta coqueter¡a intelectual detr s: l sabe que en un mundo que s¢lo puede verse a travs de la imaginaci¢n y de las palabras, ha empleado bien su tiempo. Es respetado por todos y su poes¡a premiada con elBollingen, el Nacional y el Pulitzer. Este libro que publicaahora Reino de Redonda en traducci¢n de Javier Mar¡as es y representala cristalizaci¢n de su pensamiento potico. Que un novelista traduzca poes¡a no es habitual, pero la minuciosa meticulosidad del lenguajenovel¡stico de Javier Mar¡as posee una doble caracter¡stica que encaja en la poes¡a de Stevens: ampl¡a el campo de visi¢n como lo hace unojo ocelado, y busca el otro lado de las cosas y en l profundiza. La ficci¢n suprema del t¡tulo es el Santo Grial de la poes¡a. Pero no es un objeto, no es algo est tico, es el fais n adentr ndose en la espesura. En los sentidos, en la raz¢n o l¢gica del intelecto y enesa zona irracional o ignota que tambin nos define y a vecesilumina. Del Pr¢logo de Jos Carlos Llop