Una tarde compartida: cuatro horas que tienen la densidad -y la intensidad- de dos vidas y un final que es un comienzo prometedor. Una historia en la que el destino se empeña, como en las mejores tragedias clásicas, en separar a dos jóvenes poniéndoles a prueba. Pero, como dice la canción, ain't no mountain high enough, ain't no river wide enough...
"Simplemente hermoso. Por momentos me hizo suspirar y definitivamente quise que la historia continuara. La autora hace un magnífico trabajo mostrando cómo la intimidad de dos adolescentes lentamente se abre y de qué manera ambos aceptan y luchan por hacer crecer el amor que sintieron con el flechazo inicial. "