Adrián Arias logra hacernos volver a apreciar los elementos constitutivos que, al presentársenos inmersos y ocultos en el caos del mundo, se vuelven invisibles. Y este trabajo, de años de pesquisa, de recolección, de desechar aquello que pueda perturbar una estructura perfecta de contemplación, logra que descubramos, por primera vez, como si fuéramos una criatura recién nacida, que abre de pronto sus ojos al mundo, la belleza metafísica que nos sostiene.