Magníficos castillos, incontables obras de arte para descubrir en sus museos, campos de lavanda, llanuras fértiles, lagos, ríos, cañones, bosques exuberantes, glaciares y nevados picos alpinos, una línea costera interminable y bulliciosos cafés parisinos. Francia posee atractivos para todos los gustos. Esta guía, que contiene la información indispensable y más completa, ayudará al visitante a descubrir las múltiples facetas del país galo. Esta nación, principal referente geográfico, económico y cultural de Europa, atesora una civilización de gran fuerza y vitalidad. Arquitectos, artistas, intelectuales, filósofos e, incluso, cocineros han sentado muchas de las bases que definen en la actualidad los estados de Occidente. A lo largo de siglos de guerras, ocupaciones, conquistas y revoluciones, la única constante en la vida francesa ha sido precisamente su manera de vivirla. Es el “toque francés” lo que se ha convertido en sinónimo del mimo con que se cuida el arte de vivir. El viajero lo descubrirá cuando pruebe uno de sus platos exquisitos, dé un paseo por uno de sus hermosos parques, vaya de compras a cualquiera de sus mercados, rebosantes de productos frescos, o pase la tarde tranquilamente en uno de sus cafés. Y para los amantes del deporte, el territorio galo ofrece una enorme variedad de posibilidades a lo largo y ancho de su forma hexagonal: para esquiadores y excursionistas, los Alpes, los Pirineos y el Macizo Central; para aquellos que prefieran la playa, la costa atlántica y el Mediterráneo; quienes se decanten por las ciudades, podrían pasarse una vida entera recorriendo sólo París, si no fuera porque existen muchas otras urbes igual de atractivas y centenarias. El interior del país ofrece vastos paisajes de viñedos, campiñas, pastos, huertos y canales ideales para la navegación deportiva, paseos en bicicleta o excursiones en coche por cualquiera de sus carreteras secundarias.