Este libro fue un permitido, si, como en las dietas. Los artículos que hasta ahora venía escribiendo o el libro que publiqué el año pasado, son de un tono mucho más académico, menos coloquial. Para mi también fue un híbrido esta experiencia. Dentro del gen de psicoanalista poder hablar desde ese lugar que tanto me convoca, que es el de observadora. Todos los enunciados de este texto pueden ser puestos en signos de interrogación. La intención de escribir mi observación es por disfrute propio y para ser compartido. De ninguna manera intenta imponer un saber. Estar o no estar, de un lado o del otro, de una teoría u otra eso es lo lícito para mí. Esa es mi ética, la de Macarena Iralde y desde ese lugar tan mío les he escrito. Muchos de los pensamientos que atraviesan las páginas de este libro fueron compartidos en diferentes oportunidades con mis pacientes a quienes, si están leyendo estas páginas, agradezco la apuesta al saber, la apuesta a escucharse, la apuesta a transitar esta vida de un modo más lindo y liviano, que es en definitiva lo que tratamos de hacer en el consultorio, sesión a sesión.