En este libro, el poeta da un notable giro a su poesía, que se transmuta en reflexión y en lirismo, en estética pura y ética impresa en pensamientos vertiginosos que se insertan en una soledad sin límites, en un desasosiego insólito, indeleble. Los poetas deambulan por las calles en un mundo de solitarios que parecen locos vagando en las esquinas de las viejas ciudades, ignorados en su paraíso, donde la hiperactividad y la prisa anulan la capacidad de un pensamiento crítico. Al final, en medio de tanta soledad sólo quedan las palabras que tratan de acercarse a ese tiempo perdido en la memoria, al murmullo lejano del recuerdo, porque cuando el tiempo se desvanece sólo queda la inexistencia, la relación con la nada.