De las malas decisiones, de todos los dolores de garganta, de las veces que faltó voz, pero no ganas, de soltar para volar, catarsis para cerrar, evolucionar y continuar, de cómo perdonar cada episodio con mil nombres y apellidos, al fin y al cabo, somos nosotros los que sentimos. Las cosas que nunca te dije recoge la realidad de la vida cotidiana echándole dos cucharadas de drama, pero ¡Qué bien sienta después de devorarlo!