Medita un poco: si aceptas plenamente responsabilizarte de tu vida, admitirás asimismo que eres tú quien crea tu propio destino y que tu vida es, en esencia, una manifestación simbólica de tus pensamientos y sentimientos más íntimos: de lo que piensas acerca de tí mismo. Ahora bien, si en el transcurso de los años has ido dejando caer en tu subconsciente doscientas o trescientas mil ideas del tipo: “la vida es lucha”, no es de extrañar que este pensamiento se proyecte desde lo más profundo de tu ser. Ni siquiera es necesario que seas consciente de ello; en cualquier caso, este pensamiento se perpetuará en lo más profundo de tí y se manifestará continuamente en tu vida.