Esta es mi hipótesis: el humor es, en el fondo, un modo especial de mirar las cosas y de pensar sobre ellas. Es raro, no porque se trate de un don ofrecido tan solo a algunos elegidos, sino porque ese modo de mirar es bastante diferente del convencional y la mayor parte de las personas no tiene interés en relacionarse con el mundo de esa forma o no puede darse ese lujo. Esa disposición particular implica una noción de juego casi (o completamente) infantil en relación con las cosas y con nosotros mismos. Se trata de entender a las personas, los objetos, las ideas, el lenguaje como juguetes hechos de piezas que es posible organizar de otra forma, quitar, poner deformar, poner patas arriba, desplazar.