Es ya un lugar común decir que la Argentina en las últimas décadas disipó su potencial industrial. Y que buena parte de este proceso fue contemporáneo, en los noventa, de una audaz modernización. Sin embargo esta afirmación, irás allá de la certeza que encierra, no alcanza a explicar la profundidad de esta regresiva transformación, y menos aún las consecuencias que tuvo, tiene y es factible que siga teniendo sobre la sociedad. Tampoco ilumina cuál fue su impacto en los distintos sectores industriales, para analizar las diferencias entre las distintas ramas productivas, y en las empresas, valorándolas según su tamaño y según el origen de sus capitales. Por último, no se ha pensado e investigado con la intensidad que Martín Schorr lo hace qué tipo de país ofrece la estructura industrial actual, qué relación le permite establecer a la Argentina con el mundo y qué mercado interno tienen los productos industriales, considerando que una parte de los consumidores fueron parcial o totalmente expulsados del mercado por el mismo proceso de desindustrialización.Para desentrañar este proceso, Martín Schorr hace un examen detallado de la evolución de la industria local desde mediados de la década del setenta hasta el presente. Este trabajo sistemático y exhaustivo le permite dilucidar puntos oscuros, derrumbar mitos felices y ofrecer una imagen precisa del complejo industrial actual. Que siempre es pensado en su interlocución con el resto de los actores económicos y, esencialmente, con los ciudadanos.Y partir de este análisis, el autor da un paso más y esboza una propuesta de modelo de país, basado en un paradigma industrial distinto, un paradigma que no está reñido con la redistribución del ingreso, que piensa la nación y la producción al mismo tiempo, y que permite entrever una sociedad genuinamente moderna. Es decir, mucho más justa, inclusiva y solidaria, y con mayor potencialidad económica.