En Latinoamérica y, en general en el mundo en desarrollo, las dinámicas del hábitat son poderosas y arrolladoras: las instituciones, la academia, la empresa privada y los gremios profesionales han identificado la urgencia y la magnitud del problema de albergar en condiciones dignas a cantidades sin precedentes de pobladores. Sin embargo, la tradición académica —en lo que concierne a la arquitectura, la ingeniería y la planificación del territorio— está enfocada casi que exclusivamente en lo técnico, comprometida con el ordenamiento y la zonificación esquemática del espacio, sin considerar siquiera las complejidades de lo social o lo cultural, ni la participación de los futuros pobladores y usuarios de los proyectos.