El fútbol es un juego emocionante que, sin embargo, no tiene corazónNo existe ningún otro fenómeno social que, como el fútbol, se haya adaptado con más naturalidad a la globalización. A pesar de tratarse de un juego en apariencia tan primitivo y alérgico en su práctica a la tecnología, se ha incorporado con enorme facilidad a todos los vehículos de comunicación: prensa, radio, televisión, internet y todas las variables de redes sociales existentes y por venir. Y en este proceso, se ha convertido en un negocio planetario que explota la emoción, que necesita de héroes y al que ya no le alcanza el resultado para seducir. Un juego de pobres que mueve una industria de ricos.