Abel Lindes es un historiador obsesionado con la figura de Huwa- al- Baqui, estudioso del siglo XIII del que sólo puede encontrar referencias, ya que no hay ningún texto conocido que se le pueda atribuir. Un día recibe una carta que le ofrece un libro de Huwa al- Baqui a cambio de la restauración de un fresco que se encuentra en un palacete en las afueras de Toledo. La carta es de Doña Elvira, dueña del palacio al que Abel acudirá movido por la curiosidad científica. Una vez allí, descubre que bajo la figura del sabio árabe que tanto le obsesiona se ocultaba una alquimista judía cuya tumba está perdida; la clave para encontrar su sepultura es el fresco cuya restauración le han encargado. Al avanzar la investigación, todos los misterios van resolviéndose: Doña Elvira y su sobrino son, en realidad, una sirvienta de la judía y su compañero. Fueron condenados por la judía a vagar por el tiempo y la historia, pues por su culpa fue acusada de brujería y lapidada hasta la muerte. Hasta que alguien descubra la tumba, no podrán descansar. Abel logra, al fin, encontrarla y liberar a los dos personajes de la maldición.