Aquiles estaba cercano a la playa en los minutos en que la tierra se movió durante el acontecimiento denominado después como 27F. Y quiso «dárselas» de valiente, o porfiado también pudo ser, pero lo más probable es quef ue uno de los más «creyentes». Creyó la apurada noticia que decía: no habrá tsunami. Después, durante trece minutos, el mar lo zangoloteó hasta hacerlo llegar al límite, donde la vida termina. Y en esos minutos en el cerebro de nuestro personaje apareció un trozo de su vida, o lo que él en la vida ansiaba que ese trozo de vida hubiese sido un trozo de su vida. Y allí, la imagen principal fue la de «ella», la mujer con la que siempre soñó.