Todo lo que ha sucedido en la historia de la humanidad es parte objetiva de nuestro mundo; pero también las ideas y las figuras que han surgido en la imaginación de los seres humanos a lo largo de esa historia resuenan en nuestra mente personal; y ese conjunto de resonancias conforman un mundo que tiene su propio desarrollo, su mecánica y su dinámica; es un mundo que está en mi cabeza y en la de todos mis congéneres, pero que yo no puedo asumirlo como totalmente mío, pues tiene un paisaje propio que yo no he creado ni puedo modificar sustancialmente; lo que sí puedo es entrar ahí, viajar por ese mundo que es propio y ajeno al mismo tiempo, y es posible que, también al mismo tiempo, sea tan real como este mundo que vemos y tocamos, y tan irreal como el sueño y la fantasía. Finalmente, como decía Pascal "hay razones del corazón que la razón desconoce" y si bien se nos desconcierta la razón cuando pensamos en ese mundo paralelo en el que habitan las hadas y otros seres de maravilla, la lógica del corazón nos dice que no se trata de un delirio de la imaginación, sino de una manera distinta de entender las cosas de la vida.