"Realmente se habría dicho que me impulsaba el destino. En una especie de angustia febril, dejé todo el dinero sobre el rojo... y de pronto volví en mí. Fue la única vez durante aquella noche en que el terror me heló, manifestándose por un temblor de mis manos y mis pies. Con horror me di cuenta, en un momento de lucidez, de lo que hubiese significado para mí perder en aquel instante. ¡Toda mi vida estaba en juego!".