El infinito es la forma de Dios. Alcanzar esa conclusión llevó a Marcos a un manicomio en Montería, donde revive sin parar el mismo relato de su juventud en Medellín, de las mujeres a las que amó, del país en el que conoció la violencia. Un amigo del pasado se lo encuentra ahí por casualidad...
"Excelente libro. Autor recomendado."