«En estos tiempos que es tan indispensable recuperar la identidad de ser hombre, nos muestras el camino de encontrarla de la mano de nuestro padre, junto a la fragilidad y la vulnerabilidad, junto a la ternura que supone acariciar todas nuestras heridas. Esta es la fuerza y el coraje de un hombre que abraza la dignidad de su rendición y se atreve a mostrar su falta.Has llegado a confiar la propia vida al compás del alma, ése que sientes cuando deletreas el anhelo profundo de quien quiere reconciliarse con su agresor o con su víctima, las dos caras de una misma moneda lanzada con la dignidad de sus destinos. Tus palabras nos invitan a trepar el horizonte, para intuir que la paz viene de lejos, para mirar con sencillez el dolor que une y así poder soltar los asuntos pendientes, porque todos somos uno. Abrazados al milagro del misterio.