Esta frase, autoría del escritor francés Antoine de Saint-Exupéry nos lleva a la reflexión de que el verdadero valor de las cosas no siempre es evidente, y esto aplica para orientar una interpretación acerca de lo complejo que es el reto de construir el camino para el desarrollo rural sustentable. Un asunto profundamente necesario e importante pero poco evidente y hasta olvidado. Es innegable que hay que construir el camino, pero ¿cómo darle forma a un desarrollo cuyas dimensiones siguen dispersas? Es probable que la ruralidad se haya convertido en la romántica idea de quienes realmente tienen cultura agrícola y aman el campo y que aún permanecen en sus predios produciendo en medio de difíciles circunstancias, lo que nos lleva a pensar en los motivos, razones y circunstancias de los actores rurales que día a día hacen esfuerzos por vivir en desarrollo.