El poeta nos acerca al arte a través de sus palabras. Nos revela ese mundo que queremos habitar y que está en las imágenes. El poeta apela al devenir de una existencia en las que todos somos frágiles. Es el ritmo del naufragio del que todos somos víctimas. Si el poeta inscribe en su glosa lo que los artistas revelan a través de la materia, entonces el juego es doble. De un lado se interpreta la realidad; del otro, lo real es revelado a través de la imagen. Esto es lo que encontramos en Díptico, un libro de poesía que hace un viaje por la historia del arte para mostrarnos sus formas más poderosas.