«No todo tiene que tener sentido», esa es la conclusión de un profeta tras varios días de bacanal. Y así son todas estas páginas: ciudades que se funden, días soleados con lluvia, un mono de peluche cargado de marihuana en busca de comida china, una vendedora de miscelánea con ética de guerrero samurái, ecos de parqueadero, silencios sospechosos y murmullos oficinistas.