En un mundo cada vez más globalizado, no deja de resultarfascinante el hecho de poder encontrar tantos reductos de culturaúnicos entre los 29 estados que conforman la costa este deEE UU. Y, la verdad sea dicha, cada uno de ellos podría constituir un país independiente: desde el microscópico Rhode Island, con sus sensuales puertos rebosantes de yates y sus campos de polo, aLuisiana, territorio de música cajún y de humedalesrepletos de cocodrilos. Entre medias, saldrán al paso del viajero losmontes Apalaches, lagos inmensos e incontables kilómetros delitoral tachonados de playas de arena e islas cercanas,por no hablar de sus impresionantes urbes, donde parece que uno pueda pasar de un continente a otro con solo cambiar de barrio.