¿Por qué un álbum Cortázar? Porque no podíamos esperar más. Con motivo del centenario de su nacimiento, la Internacional Cronopia reclamaba ya con demasiada insistencia una nueva aproximación al escritor y al hombre. ¿Por qué no intentar un almanaque, "un hermoso libro, suelto y despeinado, lleno de interpolaciones y saltos y grandes aletazos y zambullidas", como proponía Julio Cortázar en la vuelta al día en ochenta mundos? La solución era una idea simple que iba a darnos muchísimo trabajo: un diccionario biográfico ilustrado, una fotobiografía auto comentada con retratos de todas las épocas, fotografías de las primeras ediciones de todos sus libros, algunas de sus publicaciones en periódicos y revistas; una antología de textos acompañada de objetos y cuadros que fueron suyos, reproducciones de manuscritos y mecanuscritos originales, papelitos sueltos todavía inéditos y, de vez en cuando, el recuerdo en primera persona de quienes fueron sus amigos. Que quien mire las imágenes y lea las palabras de este volumen sepa —como la invitación que es su obra, como fue su vida— "abrir las puertas para ir a jugar".