Lo sabemos o yo lo sé, por lo menos. Esta novela es intranquilizadora, quita el sueño, se agita en medio de las buenas conciencias para colarse en los rincones oscuros de la identidad chilena. Con una intensidad inédita que carece de cualquier clase de candor, Marín recuerda lo que el resto olvida. Su escritura tiene esa clase de fiebre, es esa fiebre. Marín es un cartógrafo del infierno de la provincia, del paisaje de una ciudad en llamas.... Álvaro Bisama, Santiago de Chile, 2011