La lengua poética de la poeta chilena Gladys González golpea con la parquedad y precisión de su lenguaje para construir un mundo obturado y silencioso, en que la lluvia del invierno de Valparaíso cae sobre habitaciones ruinosas y cuerpos maltratados, para construir rítmicamente las zonas del dolor y sus silencios. Escritura secreta de un naufragio en el que las paredes desaparecen y permanecen solamente los objetos a modo de testimonio de la devastación, la pobreza y la pérdida.