Durante las primeras horas del 3 de Febrero de 1813, ciento veinte soldados al mando del Coronel San Martín, lograron un sonante triunfo en una explanada en cercanías del convento franciscano de San Carlos Borromeo, a orillas del río Paraná. Formaban parte del nuevo regimiento de caballería creado el año anterior siguiendo las más modernas tácticas europeas. Muchos de estos granaderos eran hijos valientes de la Punta de San Luis.Como tantas otras provincias del país, San Luis colaboró de manera desinteresada con la causa de la independencia nacional y de América toda, regando los campos de batalla con la sangre de sus hijos más valientes. Mucho es lo que los argentinos de hoy les debemos a esos hombres duros, hábiles en las cuestiones de campo y sobre todo, amantes incondicionales de la tierra de sus padres.Hoy, una llama silenciosa en la Catedral Metropolitana de Buenos Aires les rinde un sencillo homenaje. Junto al mausoleo del Gran Capitán, en una pequeña urna, fueron depositados lo