Los procesos de comunicación han evolucionado a través de la historia. Nada se compara al impacto cultural que han producido la aparición del lenguaje, la escritura y la tecnología informacional, destacando la contingencia de esta última, definida como una innovación que ha cambiado profundamente las magnitudes y la dirección de la evolución cultural. Nunca agradecerá la Humanidad bastante a todos los que depositan en los reservorios digitales el conocimiento que generan, dejándolo accesible a cualquier público que se inicie en las competencias necesarias y que, hoy, volvemos a denominar alfabetización digital. Depositar en la red, equivale a hacer transparente a los demás el aspecto del mundo natural o social que hayamos indagado. Todo el valor de la Sociedad de la Información, desde el punto de vista de personas de una Comunidad, depende de la participación de todos en esa comunidad de prácticas; el grado de participación depende de la accesibilidad a la información, que previamente se hizo transparente. En la Sociedad del conocimiento, para cada persona, la transparencia y la accesibilidad dependen de un conjunto de habilidades en el manejo de una tecnología reciente. Así, la alfabetización informacional se ha afianzado como una competencia necesaria para que los individuos, sea cual fuere su entorno personal, familiar, social, educativo o profesional, se desarrollen, tomen decisiones, generen saberes, divulguen conocimiento y se desenvuelvan con libertad en una sociedad que, cada vez más, depende de las tecnologías de la información y comunicación para cada una de estas actividades. Los participantes de las experiencias que refiere este libro cierran el ciclo de una alfabetización perfecta que mira por el bien propio, pero también invita a otros a conocer cómo las tecnologías pueden mejorar su entorno personal, educativo y profesional.